poemas para un hijo

5 de mayo de 2011 Mar2025 0 Comments
durmiente y calmo
viniste a repoblar mi desierto
yo te veía dormir
en tu tranquilidad fósil
-sólo vivías luz-
te hacías aire
te mezclabas con las hojas
era tanta la paz:
ver tu esqueleto de calcio
-transparente en tu fragilidad,
invencible en tu hambre de vida-
mi piel te cubría
haciéndote una cuna
(como una manta recién tejida)
-eterna y milenaria-
y tú soñabas a mi lado
con mundos de leche
y el ritmo de mis latidos
se mezclaba con los tuyos

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Mar Benegas
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