¿Arquetipos o estereotipos? ¡Qué lío de cuentos!

diciembre 17th, 2016 / Mar Benegas/ 1 comment

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Hay algo que sucede, de manera invariable, en todos los cursos que imparto. Cuando llegamos a esa parte en la que hablo de la necesidad de ofrecer historias ficcionales de calidad, que ayuden y cuenten la vida; con su alegría y su dolor, sus obstáculos y pruebas, su sufrimiento y sus recompensas; que permitan a los niños y niñas formar una estructura sólida de vivencias extraordinarias que, a pesar de ser ficcionales, les ayudarán a enfrentarse a la realidad cuando corresponda; en ese momento siempre aparecen algunos temas recurrentes. Es cuando afloran todos los estereotipos:  de género, de la violencia, de la protección de la infancia, sobre la (buena) intención de evitar el sufrimiento a los niños. En general, la idea preconcebida, sería que al repetir o contar cuentos en los que aparezca la violencia o el sexismo convertimos a los niños en violentos o sexistas. Otra que también se repite es pensar que es mejor no infringir sufrimientos innecesarios a la infancia evitando cualquier contacto (que incluye la ficción) con la muerte o el dolor. Pero la realidad es que mientras aquí andamos escondiendo a la abuelita en el armario para que no la maten o manipulando y cambiando a Caperucita, a unos cuantos miles de kilométros, y en el mundo real, están matando a niños sin ningún tipo de compasión. También es una realidad que 1 de cada 20 niños sufre abusos sexuales o que cada 7 horas una mujer es violada en España. Pero pareciera que la violencia es, casi en exclusiva, por los cuentos que les contamos. O, lo que es más extrañamente justificable, como si fuera evitarse dejando de hacerlo. Y, mientras tanto, el sistema (que es el que es realmente violento) se frota las manos y hace caja, sabiéndonos personas cada vez más anestesiadas y con menos recursos psíquicos para defendernos.

Ayer vi la imagen que encabeza estas letras en las redes. No me he preocupado de buscar si todavía circulan estos libros, porque sé que en cualquier centro comercial o tienda de juguetes esta imagen se repite hasta la saciedad. Y al ver esta imagen acompañada de un mensaje encendido y justificado, recordé cómo, sin ir más lejos, la semana pasada en una de las charlas que ofrecí en Madrid, una de las participantes dijo que ella no quería contar a su hija cuentos tradicionales porque eran muy machistas, que prefería enseñarle a su hija a ser fuerte, aunque -matizó- no se consideraba a sí misma feminista. Le contesté que yo sí, que yo sí soy feminista, de hecho no entendería mi lugar  en el mundo desde otra perspectiva. Y después hablamos, mucho, pero esta anécdota no es, en realidad, algo diferente a lo que sucede cada vez, ya sean docentes o familias.

La verdad es que pensar que un cuento va a influir en el futuro de nuestras niñas de ese modo, o que son los cuentos (en su esencia)  los responsables (aunque sea un poco) de este sistema patriarcal y asesino me parece una idea tan peligrosa que me da pavor.

Y entonces pienso en cómo esta nueva forma de censura blanca y blanda, ejercida desde el amor y la verticalidad, esa sobreprotección, tiene el efecto contrario porque evita la construcción de un debate sobre los roles de género, sobre la violencia, sobre el dolor. Porque da una imagen parcial de la vida y del mundo. Y esto, queramos o no, es lo que ayuda a perpetuar esos estereotipos de género (y otros muchos). En ese momento, la industria, con su dios todopoderoso Disney a la cabeza, también se frota  las manos. Dejamos que sean las marcas comerciales, que venden sus productos, los que ofrezcan a nuestros niños un imaginario edulcorado, endeble y fácilmente deglutible. Sin ningún tipo de giro, ni de conflicto que no sea fácilmente previsible: un imaginario plano y simplista. Se evita lo literario, las historias cada vez son más superficiales. Y si ahora tocan princesas guerreras porque es lo que demanda la moda, pues haremos unas cuantas, pero la trampa sigue siendo la misma: el mercadeo de la infancia. Y es que la ficción no es un producto comercial (aquí linda con la poesía). Y sí, aunque es estupendo que se vendan libros y que se lean, si se hace, exclusivamente, para ser comercializada, entonces hablamos de otra cosa. La ficción, antes que nada, es un recurso básico y necesario para construir el andamiaje psíquico.

Creo que tenemos un problema de compresión, una confusión entre dos conceptos que son claves en este asunto, y es que se confunden en toda su amplitud y profundidad. Nos cuesta diferenciar entre los conceptos  “estereotipo” y “arquetipo”.

Y es que los estereotipos son culturales al cien por cien. No así las historias, algunas milenarias y que, cambiando los aspectos culturales que las adornan, han perdurado durante siglos.  Es cultural. por ejemplo, que las niñas hablen las últimas cuando estoy en una clase y doy la palabra, la mayoría de veces después de animarlas con frases del tipo: “¿Y las niñas de esta clase no tienen nada que decir?”. Es perversa la violencia de los videojuegos (casi todos, en general) a los que juegan los niños. Y perverso también ver cómo incluso existen los dibujos animados para niñas y los que son para niños. Que marcan tan claramente los roles: unos ofrecen violencia gratuita y competetividad bestial y los otros, tartas de fresa dulces y amorosas: debilidad y sumisión. Es cultural que si un niño o niña se identifica con un género que no corresponde a su esquema corporal no serán aceptados por el colectivo que debería protegerlos. En un sistema capitalista es el mercado el que impone y se aprovecha de estos estereotipos, desde los colores de la ropa a los productos a consumir. Por ejemplo, hay un impuesto tácito sobre  el rosa que, en general, roza el 10%. ¿Cuántas de esas personas, me pregunto, que tanto cuidan no contar ciertos cuentos, cuidan también todos estos otros miles de detalles?

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Ejemplo de cómo se forma un estereotipo: búsqueda en Google: “imágenes Blancanieves”

Pero tenemos en muy baja consideración la capacidad y el intelecto de nuestros niños. ¿Pensamos que, a pesar de ver dibujos, jugar a videojuegos o vestir de rosa (porque es lo que hacen todos los niños de su entorno), si les contamos un cuento, por ejemplo Blancanieves, la niña que lo reciba va a ser por él que piense que su destino será cuidar a siete enanitos y dormir hasta que venga un chico que, a la primera que se encuentra durmiendo en el bosque,  le da un beso? ¿Y el niño?, ¿se creerá en derecho por escuchar ese cuento de besar a niñas que duermen, a mujeres inconscientes?, ¿de verdad será por el cuento? Las niñas que yo me encuentro, en general, no, y tampoco los niños. Es, sin duda, un proceso más largo y que se inicia casi en el momento de nacer. Lo mismo si hablamos de Cenicienta: por más que lo contemos no creo que ninguna niña vaya a pensar que su destino es tener una madrastra fatídica y pasarse la vida limpiando. No. No creo. A no ser, por supuesto, que intervenga la marca comercial de Disney con todo su aparataje seductor y perverso.

Pero el lenguaje de los cuentos es ficcional y simbólico. Y nuestras niñas, poderosas, sabias y estupendas (si las dejamos), lo saben. La ficción es una representación que bebe del mundo simbólico. Blancanieves (por seguir con el ejemplo, aunque bien podríamos tomar cualquier otro) no las representa a ellas, representa un arquetipo: un modelo fundacional de una parte de su mente y de su personalidad, algo que nos habita a todos, hombres y mujeres. Y aquí nos hacemos el lío. Y nos olvidamos, por ejemplo, que eran las mujeres las que narraban, contaban, guardaban e inventaban las historias para enseñar al grupo, a los jóvenes, a las niñas, que se hacía para formular una conciencia colectiva, para que fuera bastón que ayudase a sortear los peligros de la vida y cómo guiarse en ella de manera digna.  Y que, en realidad, esos modelos de niñas y mujeres (tantas veces protagonistas de los cuentos, que, indudablemente pasarían el test de Bechdel, que no pasan, por ejemplo la mayoría de películas) de las historias eran fuertes y conseguían vencer, siempre, a pesar de las adversidades. Esa pequeña de Barba Azul, por ejemplo, que, superando su miedo, consigue vencer al depredador. ¿Cuántos depredadores, dentro y fuera, se encontrarán nuestras niñas y jóvenes en el mundo?

La vida es compleja, difícil, y siempre contiene mil matices. Intentar conocerse y manejarse con todos ellos es un abismo casi insondable. Cabe el amor y también el dolor, la paz y la guerra. Y por eso, las personas (de más de 7 años), necesitamos los arquetipos (arquetipos que son un elemento fundamental, esos símbolos que llegan al inicio de todo). Los arquetipos habitan y formulan nuestra psique, la dotan de una estructura sólida y común. Se aprecian en los sueños y conforman una identidad colectiva esencial. Ajenos a los juicios, y, por supuesto, ajenos a los estereotipos. Por eso, porque forman el equipamiento de nuestra conciencia, de todo lo que no se ve a simple vista, del crisol de reflejos y sombras que nos hace humanos. Nos sirven, y nos sirven mucho.

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Siete enanitos blancos.

Podría ser este un pequeño análisis, de los tantos símbolos que aparecen, en un cuento cualquiera: y es que Blancanieves no es, para nada, una niña malquerida, esclava de siete hombres, a la que drogan y de la que abusan sexualmente mientras duerme, y que termina casándose con su abusador. No. Este sería es el resumen literal al que se puede lllegar si se carece de las herramientas básicas para distinguir la cantidad de símbolos que habitan esa historia. Blancanieves es el solsticio del invierno, es ese frío temido que terminaba con las cosechas, el que parece detener el mundo, matarlo y sepultarlo bajo la fría capa de hielo, pero también es la esperanza, la belleza de saber que bajo el rigor y el sufrimiento, habita la semilla de todas las primaveras. Y así sucede también en el interior de todas las personas. Porque a veces, la muerte es necesaria, todos esos momentos en que, a lo largo de la vida, necesitaremos “morir”. Que habremos de atravesar el duro invierno, temblar de frío, y, solamente desde esa muerte, volver a renacer. Blancanieves es el mito del Ave Fénix resurgiendo de las cenizas. La que ha de entrar y vivir en el bosque oscuro: su alma. Y allí, en medio de la soledad, encuentra siete aliados y  siete no es un número al azar. Siete son, por ejemplo, los siete niveles de conciencia, siete los números del tiempo, siete días de la semana o los cambios de las fases lunares, etc.. Y Blancanieves atraviesa ese camino, y muere. Hasta que llega la primavera, el sol, símbolo masculino que también habita en su bosque, en su interior, y despierta, renacida y poderosa, de su proceso. Y todos, hombres y mujeres, tenemos a Blancanieves en nuestra psique, y esta historia nos permite conectar con ella y saber, a un nivel simbólico, que, a veces, hay que atravesar la crisis, morir, para volver a contruirnos. No darnos por vencidos, porque, incluso bajo el hielo, cuando parece que todo está inmóvil e inerte, yace una semilla, y la vida se abrirá paso cuando estemos preparados.

LINTERNAS Y BOSQUES (con Adolfo Córdova)

diciembre 7th, 2016 / Mar Benegas/ 0 comments

Entrevista realizada por el escritor, periodista y mediador de LIJ para su web.  En torno a la situación actula de la poesía infantil y a la elaboración y trabajo de recopilación de una antología poética. Agradecida por permitirme entrar y dejarme espacio en su casita virtual, un lugar acogedor y con un gran reconocimiento que gestiona desde México.

Os dejo un fragmento y el enlace para continuar con la lectura:

https://linternasybosques.wordpress.com/2016/12/06/pequeno-y-fragil-ecosistema-mar-benegas-y-la-publicacion-actual-de-poesia/

Pequeño y frágil ecosistema: Mar Benegas y la publicación actual de poesía infantil:

1. ¿Qué opinas de la producción de poesía para niños en Iberoamérica, en general?

Creo que hay palabras que son incompatibles, que no deberían juntarse, porque que terminan apropiándose, debido a que son las palabras del sistema, el lenguaje del poder que se apropia del sentido y significante de sus acompañantes. Algunos ejemplos: competencias educativas, lectura obligatoria, libros para educar en… (valores, emociones, etc.). Con la producción (término fordista y empresarial) y la poesía me sucede lo mismo, me chirría verlas tan juntas, ¿verdad? La poesía se crea, se cree, se vive… pero, producir poesía, es una catástrofe.

Aunque es cierto: la poesía se escribe y se edita para ser leída, es decir, entra en ese engranaje de producción y mercado, ese es el primer (y casi único) problema al que se enfrenta, al menos aquí, en España: la poesía no sirve para nada ni para nadie, no conoce ni sobrevive a servidumbres o utilitarismos, por eso escasea, por eso a nadie le interesa.

Tuve que investigar sobre el número de libros editados en los últimos años, aquí en España, y, comparativamente al número de libros para niños o de poesía (en general) la poesía infantil está, sin duda, en peligro de extinción (en cuanto a mercado se refiere).

La creación, sin duda, es otro barco, y este sí navega bien. Y la vivencia poética de la infancia sigue tan gozosa, autónoma y en puro movimiento como siempre. Por eso, si se acerca el poema a la casa de los niños, o se acerca la infancia a la casa del poema, el milagro sucede.

https://linternasybosques.wordpress.com/2016/12/06/pequeno-y-fragil-ecosistema-mar-benegas-y-la-publicacion-actual-de-poesia/

 

Memoria nómada: la palabra como hogar.

noviembre 30th, 2016 / Mar Benegas/ 0 comments

   Texto leído en FILBITA’16, en Buenos Aires, en la mesa “Recién llegados”, junto a Paula Bombara, Iris Rivero, José Sanabria y los Tolman (padre e hija).

El hilo dado con el que tejer el texto fueron los recuerdos, la infancia y las migraciones.

Memoria nómada: la palabra como hogar.

La guerra es un cráter lleno de hielo. Una guerra civil es una grieta, una fisura donde el blanco del abandono y el frío, donde el vértigo y el hambre, justo allá. Y aquella guerra, la que yo guardo donde todos los recuerdos que no son míos pero me pertenecen, fue la orfandad y el miedo de mis padres. Fue su madre. Desde entonces, y antes de nacer, yo soy nieta de una guerra.

Cuando estalla la guerra saltan por los aires los niños, caen a los caminos llenos de polvo o en medio del mar. Tragan tierra y agua y nadie los consuela. Cuando estalla una guerra se desploman los nidos que debían sostenerlos. El fuego y el abrigo, el calmo rumor del viento en la calle. La blanca blandura de una cama recién hecha. Se desploma el techo del afecto sobre ellos y se quedan solos. Como si nunca hubiera existido el olor a pan caliente.

Soy la nieta de una guerra y mis padres, hijos suyos, de sus pechos secos tomaron la leche del miedo y la vergüenza. Ni ojos, ni voz, ni manos que acarician. Ambos huérfanos, hijos de la guerra y del hambre.

Y tuvo que irse. Mi padre salió de su casa siendo un muchacho, un niño de 14 años. “A buscarme la vida” me decía. Y yo me preguntaba que si quien se busca la vida la encuentra alguna vez. Que cómo se pierde una vida y alguien puede seguir viviendo. Que por qué hay que buscarla. Que si la vida…, sí, todas esas cosas que luego entendí. Las pocas certezas que fui acumulando y de las que dudo cada minuto.

Huérfanos y hambrientos, abandonados en el nido sin haber alzado el vuelo. 4 hermanos, entre 14 y 17 años, bueno, 3 hermanos y otro niño más, el que se sumó a la caravana cuando lo rescataron de un orfanato y que fue un hermano, otro en la ruta. Y aquella madre déspota, la guerra y su posguerra, que los expulsó de su casa.

Guerra de hambre y orfandad, fue la que expulsó a mi padre, un niño todavía, un niño como el que habita mis días desde hace 14 años, mi hijo. 14 tenía mi padre entonces, como él, como mi hijo hoy, cuando tuvo que lanzarse al mundo. Cuatro hermanos intentando buscar la vida, esa que parecía lejana. Cuatro hermanos, con las suelas rotas, y los trajes rotos, y los pies doloridos. Cuatro niños, cuatro orfandades, y tantos caminos y noches como la guerra dejó cayendo.

De aquella época suya, de mi padre, yo guardo algunos recuerdos que no, tampoco son míos, pero me pertenecen. Ellos también me hicieron. Los recuerdos que mi padre me entregó, entre la fabulación y la realidad. Sé desde entonces, por ejemplo, del sabor de culebra asada en una hoguera.

Guerra de hambre y orfandad que hizo que mi madre trabajase con 7 años. “Gracias a eso no pasé mucha hambre”, me decía, mientras inventaba mil maneras de hacerme comer. Mucho tiempo después entendí que su hambre mutó en amor y que por eso su modo de decir te quiero, porque no sabía que las palabras también alimentan, era entre los fogones. Alimentó nuestro estómago con su amor de madre. Cada plato, cada paso diminuto que daba en la cocina, era su manera de decirnos. Y el amor olía a desayuno. Y la ternura era un guiso a fuego lento. Y para decirme: no pasa nada, aquí está mamá, todo se arreglará, te quiero mi niña, me ofrecía sus manos tintadas con el gris de la alcachofa. Esa era su manera de saciar el hambre de su infancia, su amor de pan duro.

Poco fueron a la escuela, ellos, mis padres, y a nadie le preocupó. Y después, en esa posguerra que para ellos se hizo interminable, se encontraron sus abandonos, sus dos soledades. Orfandad más orfandad.

Y siguieron migrando. Y vivieron aquí y allá, y siguieron buscando esa vida que no terminaban de encontrar. Y nos trajeron al mundo, con ese miedo que ellos traían. Con esa soledad. Con ese nomadeo interminable. Esa necesidad de restaurar el daño, buscar un lugar que colmase esa carestía de afecto, ese abandono tan tierno, esa hambre de amor en el nido primero. La búsqueda de un hogar mejor, un lugar donde el pasado doliera menos.

De ese nomadeo del que tanto escuché hablar, del que fuimos cargando también los que llegamos luego, que también conformó mi memoria no vivida y mi identidad, heredé la necesidad de buscar más allá. Y, de esa memoria viva, mi falta de miedo a dejar todo atrás y comenzar de cero. Por eso, tal vez, yo también anduve migrando.

Durante casi 20 años, desde mis 18, cada año cambié de casa. Hice y deshice cajas, lloré y pinté paredes, desengrasé cocinas y armé estanterías que albergasen mis pocos libros. Hasta que un día, en el séptimo año de mi hijo, él nombró el miedo y deshizo nudo. Invocó, sin saberlo, a la libertad, con unas pocas palabras. Dijo: ¿ya nos toca cambiarnos de casa?

Y la fuerza del amor y del lenguaje fueron un conjuro. ¿Nos toca mudarnos? Y yo supe que no, que era otro el camino. Y por fin dejé de huir del lugar que yo realmente quería habitar. Un lugar donde las palabras nombrasen el dolor y también el miedo. Donde decir amor trajera olor a pan y fuera pan, sin necesidad de trigo. Dejé de huir del silencio y quise darle a mi hijo los verbos más tiernos y los más poderosos: aquellos que no tuvieron sus abuelos.

Terminó entonces la migración que mi padre me dejó en herencia y me entregué, por fin y enteramente, a la escritura, a la poesía, al lenguaje y a la infancia. Desde entonces habitamos, también, los mismos ladrillos y la misma chimenea.

Pero yo sigo, y lo hago en su memoria, recorriendo los caminos, sigo el rastro de mi padres llevando palabras como nidos, palabras con las que quitarme el miedo de su orfandad, palabras que sean aliento, que les devuelvan la ternura arrebatada.

Tengo una memoria migrante y nómada. La poesía se ha convertido en un hogar. Una casa o patria donde no existe la geografía, un no lugar donde son ajenas las fronteras. Es un lugar que no existe donde siempre puedo regresar.

Por eso escribir desde el dolor, desde la fuga, escribir para la infancia, con la necesidad de restaurarla de lo dañado. Para protegerla del dolor. Para sanar sus heridas, las que son, mías, las que no deberían ser, de ninguna infancia. Para que no se repitan. Nunca. Siempre.

Recoger la migración de mis padres, su posguerra y sus caminos de tierra. Y buscar mi hogar en el lenguaje. Mi lugar en el mundo, que sea también su morada, la morada de su hija y el hogar de su nieto. Un lugar en el mundo donde encontrarme con ellos, pero, sobre todo, donde ellos se encuentren. Este hogar, donde memoria e infancia pueden habitarse.

Porque la poesía es una diáspora de significados en la que habita el sentido de la memoria que trajimos, la que nos hizo. Cargamos con la memoria a través de la palabra que la nombró, aunque no sea nuestra, y también cargamos sus silencios. Pero es posible nombrar para ser la gasa, la dulzura que colme, para curar las heridas más antiguas.

Yo quise decir los deseos, los abandonos, la orfandad y encontrar lo que ellos no encontraron. Intento, a tientas, ofrecer esas pocas certezas al futuro, a la semilla corpórea que dejé en el mundo, libre y feliz: mi hijo.

Con la vocación curativa de la palabra, intentaba yo, sin saberlo, la sanación de una constelación familiar en perenne nomadeo. Ser migrante a través de la historia que me trajo su voz. Encontrar un lugar en el mundo, una habitación hecha de lenguaje a través del lenguaje.

Por eso ahora, me siento frente a los niños y les canto:

Miedo viejo, aquí te dejo

para que vivas, siempre lejos.

En esta caja, te quedarás

y ya nunca volverás.

Y con esas palabras al que dejo atrás es a tu miedo, padre, tu miedo de 14 años, por los caminos deshechos. Es ese miedo el que dejo dentro de la caja al nombrarlo. Ese miedo de tus 14 años recorriendo un país, sin padres ni consuelo. Dejo al niño de la guerra: huérfano y abandonado. Migrante en diáspora del hambre. Y cuando canto esas palabras a los niños, veo también los 14 años de mi hijo y le tejo un manto de verbos dulces. Un lugar donde él sí pueda sentirse protegido. Que sepa que ese miedo, el miedo que su abuelo debió sentir por los caminos, fue el que nos permitió a nosotros encontrar nuestro hogar.

Mar Benegas 2016

Buenos Aires-Filbita

Imagen de Chema Madoz

El texto en la web de la Fundación FILBA

 

FILBITA BUENOS AIRES, ARGENTINA

noviembre 20th, 2016 / Mar Benegas/ 0 comments

De los días 10 al 13 de noviembre estuve en tierras argentinas, en Buenos Aires, invitada por la Fundación Filba al festival de Literatura Infantil FILBITA, que este año tenía como eje la migración. Fueron unos días emocionantes en los que hubo de todo: encuentros, palabras, poesía, docentes, niños, entrevistas, talleres… y muchos abrazos, también.  Una ciudad cálida y acogedora a la que espero volver pronto.

Durante los días 10 y 11 de noviembre hubo un encuentro con profesionales docentes. La apertura de FILBITA se dio con la charla para maestras “Como si fuera una cereza, poesía e infancia”, se nos hizo corta pero la tarde era larga y quedaban mesas redondas (paneles, como los llaman allí) y estupendos debates. Grandes escritoras, docentes y medidadores de lectura, que ofrecían su saber hacer y su experiencia en torno al eje central: migración y exilio. Tema de gran interés y con una carga fortísima, emocional e histórica, en un país como Argentina y tan cercano a Chile.

El 11 de noviembre continúo este encuentro con docentes, impartí el taller de poesía “A juego lento”, cuatro horas de creación, recitado y risas. Terminamos instalando nuestro árbol de haikus en la planta baja del Centro Cultural (en las fotos puedes verlo). Un gusto ver que tantas personas queridas a través de las redes se acercaron a participar del taller y pudimos, por fin, darnos el abrazo esperado.

Fue muy emotivo, al acabar, la mesa de lectura “Recién llegados”. Con la premisa de la migración y los recuerdos de infancia, compartir mesa con Iris Rivero, Paula Bombara o Didí Grau fue un verdadero lujo y un honor para mí, pues son escritoras admiradas. Fue una rueda de lecturas muy emotiva también por el contenido de los textos, sin duda alguna.

Sábado y domingo estuvo dedicado a las niñas y niños, con actividades variadas para el público familiar. Por nuestra parte, Jesús y yo, el sábado tuvimos un recital para público familiar en el parque de Avellaneda. Y el domingo un taller de poesía: A lo bestia.

 

También hubo entrevista de radio para el estupendo progama Tinkuy encuentros con libros, que podéis escuchar aquí:

 

O en la prensa: http://www.telam.com.ar/notas/201611/169876-filbita-mar-banegas.html

http://www.lapoesiaalcanza.com.ar/noticias/3067-la-poesia-es-el-lenguaje-del-juego-y-el-misterio-dice-mar-benegas-y-por-eso-va-bien-para-los-ninos

 

Y aquí algunas fotos de los encuentros:

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AGENDA NOVIEMBRE

noviembre 5th, 2016 / Mar Benegas/ 0 comments

(por si algo te pilla cerca):
*Todo el mes:
-Curso virtual Los niños se comen la luna, escribir poesía infantil.
-Visitas escolares a la Biblioteca Pública de Valencia
Por días:
4 de noviembre, a las 18.00, recital familiar “A lo bestia”, Biblioteca Eduard Escalant, Valencia. Bibliotecas Municipales Valencia
10-11-12-13 FILBITA, Buenos Aires. Taller de poesía para personas adultas “A juego lento”, taller de poesía para niñas y niños “A lo bestia”, Charla docentes: Como si fuera una cereza-poesía en la escuela, Recital familiar Con el ojo de la i
18 de noviembre, a las 18.00, Bª Santiró Font recital A lo bestia público familiar. Valencia.
19 de noviembre, a las 11.00, Bª Constantí Llombard, Valencia, A lo besita rectital familiar.
22 de noviembre, a las 18.00, recital familiar A lo bestia, Bª Trinquet Riba-roja.
25 noviembre 13,30 CEIP Blasco Ibáñez, Valencia. Inicio curso con docentes: El tiovivo los trae (leer y escribir la infancia) y la biblioteca escolar. De noviembre a mayo.
A las 18.00, Bª Isabel Villena, De la nana al cuento, taller para padres.
26 de noviembre, 11,00 Valencia (sesión por confirmar

Curso presencial en Madrid

octubre 31st, 2016 / Mar Benegas/ 0 comments

EL TIOVIVO LOS TRAE

(leer y escribir la infancia)

CURSO PRESENCIAL EN MADRID, 10 DE DICIEMBRE DE 2016


DESCARGAR INFORMACIÓN: tiovivo-madrid

PARA QUÉ Y PARA QUIÉN:

Para todas las personas interesadas en leer y escribir. En animar a leer y a escribir. En la creatividad, la poesía y los libros: maestras, bibliotecarias, ilustradoras, personas aficionadas a la escritura, o con la infancia cerca (propia y ajena).

En este curso trataremos de dar algunas pautas básicas para acercar la poesía y la literatura, juegos de creatividad e itinerarios para llegar a la casa de poema o del cuento: personajes e historias, tipos de libros. También a mirar y analizar los libros. Porque solamente desde la experiencia propia será posible animar a leer y a escribir a la infancia que tengamos cerca.

Intentaremos aclarar algunos conceptos y ofrecer las herramientas que nos permitan desarrollar todas las posibilidades que brinda la poesía, la escritura y el libro en la infancia.

Jugaremos a rescatar los mecanismos creadores de la infancia. Porque crear y jugar hablan el mismo idioma. Nos acercaremos, como niños, al ritmo y al misterio del lenguaje metafórico, a contar el mundo y decir las historias.

El curso, combinará una base teórica con propuestas prácticas y los recursos necesarios para acercarnos a la casa de la palabra, poesía y cuento, a la voz y al juego de la creación.

QUÉ Y CÓMO:

-El tiovivo los trae (leer y escribir la infancia) constará de dos partes:

A JUEGO LENTO:

Poesía e infancia: tipos de poesía según edades, juegos creativos en torno la poesía, tipos de poemas/poesía, imagen y lenguaje, metáforas, versificación, rima, escribir a partir de…)

EL TIOVIVO:

-Narrativa e infancia: tipos de historias según edades, juegos creativos en torno a la narrativa, construcción de personajes, hilo conductor, tipos de historias y cómo escribirlas, escribir a partir de…)

CUÁNDO, DÓNDE Y CUÁNTO:

Día: Sábado, 10 de diciembre de 2016. Horario:. De 10,00 a 14,00 y de 16,00 a 20,00.

MADRID: ESPACIO OCULTO C/Nicolás de Usera, 27 (Metro Usera)

PRECIO: 90€ –> 80€ si reservas antes del 30 de noviembre.

RESERVAS: info@elsitiodelaspalabras.es Plazas limitadas.

IMPARTE:

WWW.MARBENEGAS.ES

WWW.ELSITIODELASPALABRAS.ES

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Más reseñas

octubre 31st, 2016 / Mar Benegas/ 0 comments

Preciosas como esta:

Generosas como la de Ana Nebreda:

A JUEGO LENTO: https://biblioabrazo.wordpress.com/2016/10/22/a-juego-lento-taller-de-oesia-mar-benegas-y-carlos-rubio/

O dulces como la de Naiara:

¿QUÉ SOÑARÁN LAS CAMAS? https://mamaynaiaraleemos.org/2016/10/23/que-sonaran-las-camas/

 

 

 

A JUEGO LENTO RESEÑA

octubre 5th, 2016 / Mar Benegas/ 0 comments

Termina de salir y no para de darnos alegrías, esta vez de la mano del poeta, librero y especialista en LIJ Germán Machado:

https://machadolens.wordpress.com/2016/10/05/taller-o-desguazadero-libros-que-alientan-a-escribir-poesia-y-libros-que-desalientan/

A JUEGO LENTO RESEÑA

octubre 3rd, 2016 / Mar Benegas/ 0 comments

Lo que los libros de texto destrozan en varios cursos, varios temas y en aburridos ejercicios que no ayudan a la creación Mar  lo resuelve en este magnífico libro-cuaderno que yo veo como un material imprescindible en los pupitres de mis alumnos. Porque desde el principio se anima a hacer y hacer, escribir y escribir, poemar y poemar…

http://quetendralaprincesa.blogspot.com.es/2016/10/a-juego-lento.html

AGENDA DE OCTUBRE

octubre 1st, 2016 / Mar Benegas/ 0 comments

**por si algo te pilla cerca, parace que llega el otoño y me refugio en bibliotecas, como tiene que ser 🙂 **

Todo el mes:
-Curso virtual “Los niños se comen la luna-escribir poesía infantil”
-Curso virutal “Tulipán de las cinco-cómo escoger un libro infantil” (a punto de terminar).
-Visitas escolares a la Biblioteca Pública de València

Por días:
-Día 4, a las 18.00, “Bebecuentos” en la Biblioteca Pública de Valencia.
-Día 7, a las 18.00, “Bebecuentos”, en la Biblioteca María Moliner de Valencia.
-Día 11: A las 9,45, “Bebecuentos”, en la Biblioteca Nova Al-russafí. A las 18,00, “De la nana al cuento”, charla para familias en la Biblioteca Pública de Valencia.
-Día 21: jornadas CONTesCOLTES en Simat de la Valldigna, inscripciones para profesionales: http://www.contescoltes.es/, por la mañana sesión “Bebecuentos” y mesa redonda, por la tarde sesión “Bebecuentos”.
-Día 22:A las 11.00, “Bebecuentos” en la Biblioteca Vicent Casp de Valencia.
-Día 24:A las 18.00, “A lo bestia” recital y taller de poesía en la Biblioteca Pública Provincial de Cádiz.
-Día 25: A las 18.00, “De la nana al cuento”, charla taller para familias en la Biblioteca Provincial de Cádiz. Mañana: sesiones en el Colegio San Agustín de Chiclana (por confirmar)
-Día 26: A las 18.00″A lo bestia” recital y taller de poesía en la Biblioteca Municipal del Puerto de Santa María. Mañana: sesiones en el Colegio San Agustín de Chiclana, (por confirmar)